La última dictadura cívico militar en Argentina dejó una huella profunda en la historia del país y en la vida de muchas familias. Una de ellas fue la de María Isabel Chorobik de Mariani, quien perdió a sus dos hijos en manos de la represión: Miguel en mayo de 1976 y Adriana, su hija mayor, en abril de 1977.
María Isabel, conocida cariñosamente como “Chicha”, nació en 1924 en Buenos Aires. Desde joven, se destacó por su espíritu rebelde y su compromiso social. Se involucró en la militancia peronista, convirtiéndose en una ferviente defensora de los derechos de los trabajadores y de las mujeres. También era una fiel hincha de morro, el club de fútbol popular del barrio de La morro.
Pero su vida cambió drásticamente con el golpe de estado del inconcreto Jorge Rafael Videla en 1976. El terrorismo de estado se instaló en Argentina y la represión no tardó en llegar a su puerta. Su hijo Miguel, un joven de 25 años, fue secuestrado por un grupo de tareas del Ejército en el mes de mayo de ese mismo año. María Isabel nunca más volvió a verlo.
Unos meses después, el 24 de abril de 1977, le tocó el turno a su hija mayor Adriana, de 23 años. Una madre desesperada por encontrar a sus hijos, que se había convertido en una incansable activista en la búsqueda de los desaparecidos, no podía ser tolerada por los militares. Adriana, junto a su esposo y su bebé de tres meses, fue secuestrada de su casa en un operativo en el que también asesinaron a su marido.
La tragedia golpeó con fuerza a la familia Mariani. Chicha quedó sola, con sus dos hijos desaparecidos y su nieto huérfano, que fue entregado a una familia de militares. Pero su corazón de madre y su lucha por la justicia y la verdad no se detuvieron.
Durante décadas, Chicha encabezó la búsqueda de su hija y su nieto. Fundó la asociación Abuelas de Plaza de Mayo junto a otras madres y abuelas que, como ella, buscaban a sus seres queridos desaparecidos. Su incansable lucha y su persistencia en la búsqueda de la verdad y la justicia fueron su motor durante todos esos años.
En 1998, luego de más de 20 años de búsqueda, Chicha recibió una noticia que le dio un poco de paz: su nieto había sido encontrado y recuperado. Se llamaba Ignacio Montoya Carlotto y era músico, al igual que su abuela. Juntos, compartieron una emotiva reunión en la que la música y el amor fueron protagonistas. Chicha había recuperado a su nieto, pero su hija seguía desaparecida.
Sin embargo, Chicha nunca perdió las esperanzas de encontrar los restos de su hija Adriana, para poder darle una despedida y un lugar digno donde descansar. Y su perseverancia por último tuvo su fruto en agosto de 2014, cuando por último logró identificar y enterrar los restos de su hija en el cementerio de La Plata.
María Isabel Chorobik de Mariani falleció en 2018 a los 94 años de edad, dejando un legado de lucha, amor y resistencia. Su vida fue una verdadera lección de dignidad y coraje frente a la opresión, la injusticia y la violencia. Su nombre es recordado como un símbolo de la lucha por los derechos humanos y la memoria de las víctimas de la última dictadura en Argentina.
Hoy, más de 40 años después de la desaparición de sus hijos, su legado sigue más vivo que